¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Jesús dice: (Jesús Nuestro Maestro, Vol. 1) Mis hijos, aquí están ustedes dedicados y serenos, aun cuando en sus corazones el sufrimiento, a veces tan agudo, los tormenta.
Soy su Jesús: Hermano, Amigo, Padre de sus almas; lo sé y comprendo todo. Quiero ayudarlos a resolver sus problemas, quiero darles un poco de sosiego de su angustia.
Quiero que ustedes tengan paz y los invito a ejercer esa virtud que es indispensable para, al controlarse, poder alcanzar esa fortitud que les permite rescatar a sus seres queridos, quienes están tan lejos de Mi, de la verdad, de la fe, del amor.
Quiero hablarles sobre la paciencia, hijos, que les da paz y los enseña y acostumbra a esperar.
Sus buenos deseos también son míos, y los ayudo a realizarlos: ustedes no pueden hacer y tenerlo todo en un momento.
Al esperar, su fe se ejerce.
La esperanza nunca debe morir en ustedes, porque mientras haya vida siempre habrá razón para confiar.
Entonces si ustedes piensan sobre el poder y la utilidad de la oración, dirigida a Dios por ustedes o por otros, podrán comprender como el período de espera por las gracias que desean es precioso, porque es un aumento de méritos continuo.
Quisiera, sin embargo, queridos míos, que, cuando el deseo porque sus familias descansen y sus hijos se hagan parte de la Iglesia una vez más los atormente, piensen lo grande e intenso que son mis deseos por el bien de mis hijos. Hoy les señalare uno de ellos, que es parte del llanto de mi Corazón.
Un día cuando Yo viajaba por los caminos de Palestina, mi mirada divina se extendió hasta tal punto que abarcaba el mundo entero y de mi boca salió este lamento: “La cosecha es grande, pero los labradores son pocos.
Oren porque el Señor de la cosecha les envíe muchos labradores a su cosecha.” Ay, hijos, voy tocando las puertas de los corazones de muchos jóvenes a quienes, desde la infancia, Yo había bendecido particularmente, con favores y regalos.
Yo había preparado la tierra y, si ellos hubiesen correspondido, se hubiesen convertido en mis apóstoles.
Pero el mundo con sus atracciones, la familia y la sociedad con sus halagos, la ausencia de un espíritu de mortificación y sacrificio y el amor a la comodidad los ha ensordecido ante la llamada divina.
Y muchos de esos que han venido y han tomado de mi fuente gracia tras gracia, y luego han bebido aguas contaminadas: han confundido el error por la verdad e ido enloquecidos detrás de fantasmas y herejías que pululan y se esparcen donde la verdad debiera expandirse con la luz y la vida.
He aquí mi dolor, notad mis deseos y esperanzas. Ojalá el Padre mio y de ustedes decida levantar numerosas y sagradas vocaciones, y que estos electos puedan transformar la Tierra.
Mis hijos, cuando el dolor apriete sus corazones y el deseo de decir que ustedes ya no creen les llegue, porque ya no quieren orar, denle un valor más alto a estos sufrimientos.
Digan que con estos ustedes no quieren pedir al Padre que el Corazón de Jesús se consuele.
Piensen en Mi.
Yo me ocuparé de sus asuntos y haré mías sus penas.
Hijos, los bendigo a todos y los abrazo con ternura infinita.”
 
 Jesús Nuestro Maestro (Ingles)
Mensajes inspirados por Jesus a Carmela Negri Carabelli. Permiso del CENACOLO DELLA DIVINA MISERICORDIA, Centro di spiritualità, Viale Lunigiana 30, 20125 Milano, Italia, que tiene todos los derechos.




 
 

 
“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”

 

"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)" 
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)." 
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
 
 
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."